Según el Real Decreto 217/2022, de 29 de marzo, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Secundaria Obligatoria, “las situaciones de aprendizaje representan una herramienta eficaz para integrar los elementos curriculares de las distintas materias o ámbitos mediante tareas y actividades significativas y relevantes para resolver problemas de manera creativa y cooperativa, reforzando la autoestima, la autonomía, la reflexión crítica y la responsabilidad”. Está claro que no se antoja tarea sencilla, pero una buena manera de afrontar el gran reto que nos propone a los docentes la nueva ley educativa, es disponer de herramientas que nos proporcionen unos recursos versátiles, atractivos para el alumnado (sin perder rigurosidad) y que fomenten un aprendizaje significativo en ellos.
Además de la experiencia, que seguro nos guiará con la perspectiva necesaria para diseñar situaciones de aprendizaje adaptadas al contexto real de cada grupo de alumnos, el texto legal al que hemos hecho referencia anteriormente nos facilita un conjunto de ideas de partida que no debemos dejar pasar: se trata de los saberes básicos asociados a las diferentes competencias específicas de cada materia o ámbito, que nos van a permitir ir tejiendo el perfil de salida que queremos para nuestro alumnado, una vez termine la enseñanza básica. En este sentido, los laboratorios remotos pueden aportar su granito de arena a la “alfabetización científica” a la que se hace referencia en materias como la Biología y Geología o la Física y Química, contribuyendo de manera relevante, además, a la formación tecnológica y digital del alumnado, que se erige como uno de los ejes vertebradores a lo largo de todo el documento legal.
Por tanto, los docentes más relacionados con el ámbito científico-tecnológico nos encontramos ante la oportunidad de diseñar situaciones de aprendizaje que tengan como base las propuestas experimentales que nos ofrecen los laboratorios remotos dado que, durante el desarrollo de estas actividades, se potencian todos los aspectos que fundamentan este nuevo paradigma educativo en el que nos encontramos inmersos. Estos son:
- Formación a nivel tanto individual, como cooperativo e interdisciplinar: la plataforma en la que se trabaja permite llevar a cabo agrupamientos de forma muy diversa, incluyendo diferentes ámbitos de conocimiento científico- tecnológico y facilitando el seguimiento académico de todos los agentes implicados.
- Aprendizaje significativo: el alumno es el protagonista de su aprendizaje y lo genera de forma reflexiva, afrontando el reto/experimento que se le plantea y completando las tareas analógicas y/o digitales que se le van proponiendo.
- Metodología flexible y adaptativa: un acceso sin limitaciones a la plataforma, que viene caracterizado por cuándo y dónde sea necesario, mejora la atención a la diversidad adaptándose con mucha facilidad al ritmo de aprendizaje de cada alumno.
- Variabilidad de recursos y soportes en entornos seguros y sostenibles: al alumno se le facilitan documentos en diferentes formatos (normalmente adaptados por nivel de estudios), videos explicativos y guías de uso de los laboratorios, con el fin de diversificar y complementar los recursos a su alcance. Siempre en una plataforma que preserva el derecho a la intimidad, empleando una arquitectura digital respetuosa con el medio ambiente.
Es bien sabido que en materia de educación, y especialmente en la obligatoria, las varitas mágicas no existen. Los modelos que parecen funcionar a la perfección desde los despachos, luego desarrollan numerosas lagunas cuando se tratan de implementar en el día a día del aula. Pero está claro que permanecer inmóviles tampoco parece ser la mejor solución como educadores. Y si además disponemos de herramientas tan confiables como las plataformas de laboratorios remotos, ¿a qué esperamos para ponerlas en marcha?